El sibo siempre es una condición que necesita ser mejorada y entendida
El SIBO de metano, también conocido como IMO (Intestinal Methanogen Overgrowth), es una variante menos conocida pero no menos problemática del SIBO. Si has llegado hasta aquí, probablemente estés buscando respuestas sobre síntomas como estreñimiento, hinchazón o esa sensación de que tu digestión se ha convertido en un enigma. Tranquilo, lo entiendo porque yo también estuve ahí. Como ya os he comentado en otros artículos, mi camino con el SIBO comenzó con una variedad distinta, el de sulfuro de hidrógeno, pero me impulsó a estudiar profundamente todo sobre la microbiota intestinal. Y aquí estoy, para compartir lo aprendido, de una manera clara, pero también cercana. ¡Vamos a ello!
¿Qué es el SIBO de metano?
A diferencia del SIBO clásico causado por el sobrecrecimiento bacteriano, el IMO está relacionado con un aumento excesivo de organismos metanogénicos, como el Methanobrevibacter smithii. Aunque técnicamente no son bacterias, estas arqueas producen metano, lo que genera un perfil de síntomas característico:

Estreñimiento persistente.
Gases que tienden a ser ruidosos pero sin olor fuerte.
Hinchazón abdominal constante
El diagnóstico del IMO (sobrecrecimiento de metanógenos intestinales) suele realizarse mediante un test de aliento, en el que se miden los niveles de hidrógeno y metano tras la ingesta de lactulosa. Si el metano supera los 10 ppm, generalmente se confirma la presencia de IMO. Este tipo de análisis es una herramienta clave, pero no siempre es suficiente. En algunos casos crónicos, puede ser necesario complementar con análisis de microbiota en heces para identificar otros posibles desequilibrios.
Ahora bien, una vez diagnosticado el IMO, es crucial entender qué lo causa. Abordar las raíces del problema no solo ayuda a definir el tratamiento más adecuado, sino también a prevenir futuras recaídas.
«El SIBO de metano se caracteriza por la producción excesiva de metano por parte de microorganismos metanógenos en el intestino delgado (Mathur & Mullaney, 2014).»
Posibles causas del sibo de metano
Como ocurre con otros tipos de SIBO, las causas del IMO están relacionadas con:
- Alteraciones de la motilidad intestinal: Cuando el complejo motor migratorio (CMM), nuestro “barrendero intestinal”, no funciona correctamente.
- Disbiosis preexistente: Desequilibrios en la microbiota intestinal por uso excesivo de antibióticos, dietas pobres en fibra o estrés crónico.
- Condiciones subyacentes: Problemas hepáticos, sobrecrecimiento fúngico simultáneo, o disfunción de la válvula ileocecal
Diagnóstico y tratamientos de sibo de metano
Diagnóstico: Más que un test de aliento
Aunque el test de aliento es el estándar, no siempre es suficiente. En casos crónicos, es esencial evaluar la microbiota de manera integral mediante un análisis de heces para identificar desequilibrios fúngicos o bacterianos adicionales, un test completo como mencioné en otro artículo, podria ser del laboratorío XENOGENE.
Opciones de tratamientos para el sibo de metano
El tratamiento del IMO combina varios enfoques, que deben adaptarse al paciente:
- Dieta terapéutica
- Dieta baja en FODMAPs: Ayuda a reducir la fermentación excesiva en el intestino.
- Precaución con la fibra: Aunque la fibra suele ser beneficiosa, en el IMO puede exacerbar la producción de metano. Dietas bajas en fibra iniciales pueden ser necesarias.
- Uso de procinéticos de vías bajas: Suplementos naturales, como la motilina o el jengibre, ayudan a restaurar el CMM y evitar recaídas tras el tratamiento inicial, uno muy bueno pero algo menos económico es atrantil.
- Tratamientos herbáceos y antibióticos específicos
- Herbáceos: Antimicrobianos como el ajo, el orégano y la berberina han demostrado ser eficaces para reducir los niveles de metano.
- Antibióticos: La rifaximina y la neomicina suelen ser la opción médica, pero siempre recomiendo priorizar los herbáceos salvo casos excepcionales (falta de tolerancia o economía)

Sibo de metano
Importancia de encontrar la causa raíz del SIBO con metano
Tratar el SIBO con metano sin abordar la causa subyacente es como tapar una gotera sin reparar el techo: el problema sigue presente, y las recaídas son inevitables. Es esencial identificar qué originó el desequilibrio en primer lugar para evitar que los síntomas reaparezcan. Algunos de los factores que pueden contribuir al sobrecrecimiento de metanógenos son:
- Motilidad intestinal deficiente:
El tránsito lento de los alimentos a través del intestino es un factor clave en el desarrollo del SIBO. Si el complejo motor migratorio (CMM), responsable de limpiar el intestino, no funciona correctamente, las bacterias y los metanógenos tienen más tiempo para multiplicarse. Es importante evaluar cualquier trastorno de la motilidad, como el síndrome del intestino irritable (SII), para asegurarse de que el CMM funcione de manera adecuada. - Disbiosis fúngica:
En algunos casos, el SIBO no solo está relacionado con bacterias, sino también con un desequilibrio en los hongos intestinales. La Candida y otras levaduras pueden sobrecrecer y contribuir al desajuste de la microbiota. Esto puede empeorar los síntomas del SIBO y dificultar el tratamiento, por lo que se debe considerar la posibilidad de una disbiosis fúngica. - Salud hepática comprometida:
Un hígado sobrecargado o con problemas de funcionamiento puede agravar el IMO. El hígado tiene un papel crucial en la desintoxicación y el metabolismo, por lo que cualquier disfunción puede interferir con la capacidad del cuerpo para manejar las bacterias y los metanógenos en el intestino. Es esencial mantener la salud hepática en buen estado para prevenir recaídas.
El tratamiento no termina con la eliminación del metano
Tratar el SIBO con metano (IMO) no es solo cuestión de reducir la producción de este gas; el verdadero éxito del tratamiento reside en prevenir recaídas y restaurar la salud intestinal de forma sostenible. Para lograrlo, es crucial seguir un enfoque integral que combine dieta, apoyo probiótico y otros elementos clave:
- Sigue una dieta personalizada:
Después de eliminar el sobrecrecimiento de arqueas(sibo de metano) es importante reintroducir alimentos de forma progresiva. Esto incluye prebióticos y alimentos fermentados que favorezcan la diversidad microbiana, como el kéfir, el chucrut o los pickles fermentados naturalmente. Es fundamental adaptar la dieta a tus necesidades específicas y tolerancias para evitar recaídas. - Apoyo con probióticos específicos:
Las cepas de probióticos como Lactobacillus y Bifidobacterium desempeñan un papel crucial en la recuperación del equilibrio intestinal. Estas bacterias «buenas» ayudan a reforzar la barrera intestinal, reducir la inflamación y promover una microbiota diversa y saludable. La elección de las cepas debe basarse en un análisis previo de las necesidades de tu microbiota. - Uso de procinéticos a largo plazo:
Los procinéticos, tanto naturales (como el jengibre) como farmacológicos, son esenciales para mantener la motilidad intestinal después del tratamiento. Ayudan a prevenir que los restos de alimentos y microorganismos se acumulen en el intestino delgado, reduciendo significativamente el riesgo de recaídas.
Mi experiencia personal con el SIBO
Entiendo lo frustrante que puede ser enfrentarse a una condición tan compleja como el SIBO, aunque no fuese sibo de metano. Recuerdo lo abrumador que fue para mí navegar por un mar de información cuando me enfrenté a un SIBO de sulfuro de hidrógeno. Cada tipo de sobrecrecimiento bacteriano tiene sus propias particularidades, y esto es crucial a la hora de abordar el tratamiento.
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Citas y menciones
. ¿Qué es el SIBO de metano?
Referencia: Rezaie, A., et al. (2017). Hydrogen and methane-based breath testing in gastrointestinal disorders: The North American Consensus. The American Journal of Gastroenterology.
Enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28071659/
Referencia: Mathur, R., & Mullaney, J. (2014). Methanogens, methane, and gastrointestinal motility. Journal of Neurogastroenterology and Motility.
Enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25339800/
2. Síntomas y diagnóstico del SIBO de metano
Referencia: Pimentel, M., et al. (2012). Methane, a gas produced by enteric microbiota, slows intestinal transit and contributes to constipation. American Journal of Physiology-Gastrointestinal and Liver Physiology.
Enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22936265/
Referencia: Cloarec, D., et al. (1990). Methane production and non-methane-producing patients with chronic constipation. Gut.
Enlace: https://gut.bmj.com/content/31/6/694
3. Causas del SIBO de metano y su relación con la motilidad intestinal
Referencia: Sahakian, A. B., Jee, S. R., & Pimentel, M. (2010). Methane and the gastrointestinal tract. Digestive Diseases and Sciences.
Enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20012484/
Referencia: Takakura, W., et al. (2020). The role of methanogens and methane in gastrointestinal disorders. Frontiers in Medicine.
Enlace: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmed.2020.00028/full
4. Tratamientos para el SIBO de metano
Referencia: Ghoshal, U. C., & Srivastava, D. (2020). Irritable bowel syndrome and methane: Relevance of breath methane test. Journal of Neurogastroenterology and Motility.
Enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31996468/
Referencia: Rezaie, A., et al. (2016). Rifaximin is effective in the treatment of methane-predominant small intestinal bacterial overgrowth. Digestive Diseases and Sciences.
Enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26904158/
5. Impacto del SIBO de metano en la salud general
Referencia: Ghoshal, U. C. (2017). Methanogenic flora and IBS: The connection and clinical implications. Indian Journal of Gastroenterology.
Enlace: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28290180/